CONVENTO DE SANTA CLARA DE CUÉLLAR: TRÁNSITO DE SANTA CLARA

ENCUENTRO DE ORACIÓN: TRÁNSITO DE SANTA CLARA

Introducción: *Todos los cantos elegidos al gusto de las fraternidades. Si hay alguna música con letra respecto al seguimiento de Jesucristo o de la propia vocación se puede poner de fondo en el momento inicial (luego podrá repetirse en otros momentos si se quiere).

Gesto inicial: Se pone una Cruz de San Damián en el centro y a sus pies un pergamino que nos evoque la Regla de Santa Clara.

Alrededor de o dispuestas aleatoriamente unas velas (sin límite de número). Un mínimo de 9 velas.

Canto inicial

Monitora 1: Con este canto vocacional de seguimiento queremos subrayar la inspiración carismática de Francisco y Clara en aquella ermita de San Damián.

Monitora 2: El pergamino contiene las letras, el ideal y la forma de vida aprobada canónicamente. Es una Regla como resultado de una vida: de la suma de muchas experiencias, con sus luces y sus sombras, que poco a poco, se ha ido transmitiendo hasta la actualidad.

Monitora 3: Nuestra vida como hermana pobre, no es para vivirla aisladamente. Brota la luz de casa vela cuando la llama de la fraternidad en minoridad prende... Por eso, en este encuentro de oración iremos encendiendo al menos tres velas en cada momento que se indique...

PRIMER ENCENDIDO DE TRES O MÁS VELAS

*Se van encendiendo gradualmente desde las más cercanas a la Regla-Cristo de San Damián hacia las más lejanas.

Monitora 1: Un pergamino de los más baratos que se podían, sin ser de un gran tamaño… Unas letras pequeñísimas, aprovechando hasta el último espacio, elaborando frase a frase con el latín oficial. Así se ve la Regla expuesta en una vitrina, protegida bajo cristal…

Monitora 2: Pero hubo un 9 de agosto de 1253, en que ese pergamino salió de las estancias de la sede papal, cuidadosamente cerrado por el sello de Inocencio IV. Fue entregado a un emisario y éste, con su bandolera de piel, cabalgó lo más rápido posible, quizás haciendo cambio de caballo a mitad de camino, y en unas cuatro horas a galope, pasando el mediodía, aquel emisario -posible conocido de los hermanos menores al transitar por esos caminos tan importantes que conectan con la Ciudad Eterna (Roma)- ya divisaba el castillo de Asís, que es el edificio ubicado en lo más alto para la estrategia defensiva de los habitantes….

Monitora 3: “Llega, llega el Esposo, salid a recibir a Cristo el Señor…” La melodía correspondiente a esta antífona del Salmo Responsorial en el día de Santa Clara es como la melodía de fondo para esa escena imaginaria, pero no muy lejos del hecho histórico.

Está llegando a las manos de Clara esa Regla que ya se ha gestado y vivido en San Damián. Sus manos medio frías, por el gran avance de su enfermedad, recibirán al tacto de aquel pergamino, un nuevo calor que no sólo es corporal, sino además una alegría toca su alma: la Regla de las Hermanas Pobres ya está aprobada.

Canto al unísono de la antífona: “Llega, llega el Esposo, salid a recibir a Cristo el Señor”.

*Silencio de unos 5 minutos con melodía de fondo sobre la alegría con el encuentro con el Señor. Mientras otras hermanas continúan encendiendo más velas.

SEGUNDO ENCENDIDO DE TRES O MÁS VELAS

*La hermana abadesa lee ahora parte del Testamento de Santa Clara (vv.1 al 17)

En el nombre del Señor. Amén.

²Entre los otros beneficios que hemos recibido y recibimos cada día de nuestro espléndido benefactor el Padre de las misericordias (cf. 2 Cor 1,3), y por los que más debemos dar gracias al Padre glorioso de Cristo, ³está el de nuestra vocación, por la que, cuanto más perfecta y mayor es, más y más deudoras le somos. ⁴Por lo cual dice el Apóstol: Reconoce tu vocación (cf. 1 Cor 1,26). ⁵El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino (cf. Jn 14,6), que con la palabra y el ejemplo nos mostró y enseñó nuestro bienaventurado padre Francisco, verdadero amante e imitador suyo.

⁶Por tanto, debemos considerar, amadas hermanas, los inmensos beneficios de Dios que nos han sido concedidos, ⁷pero, entre los demás, aquellos que Dios se dignó realizar en nosotras por su amado siervo nuestro padre el bienaventurado Francisco, ⁸no sólo después de nuestra conversión, sino también cuando estábamos en la miserable vanidad del siglo. ⁹Pues el mismo Santo, cuando aún no tenía hermanos ni compañeros, casi inmediatamente después de su conversión, ¹⁰mientras edificaba la iglesia de San Damián, donde, visitado totalmente por la consolación divina, fue impulsado a abandonar por completo el siglo, ¹¹profetizó de nosotras, por efecto de una gran alegría e iluminación del Espíritu Santo, lo que después el Señor cumplió. ¹²En efecto, subido en aquel entonces sobre el muro de dicha iglesia, decía en alta voz, en lengua francesa, a algunos pobres que moraban allí cerca: ¹³«Venid y ayudadme en la obra del monasterio de San Damián, ¹⁴porque aún ha de haber en él unas damas, por cuya vida famosa y santo comportamiento religioso será glorificado nuestro Padre celestial en toda su santa Iglesia».

¹⁵En esto, por tanto, podemos considerar la copiosa benignidad de Dios para con nosotras; ¹⁶Él, por su abundante misericordia y caridad, se dignó decir, por medio de su Santo, estas cosas sobre nuestra vocación y elección. ¹⁷Y no sólo de nosotras profetizó estas cosas nuestro bienaventurado padre Francisco, sino también de las otras que habían de venir a la santa vocación a la que el Señor nos ha llamado.

TERCER ENCENDIDO DE TRES O MÁS VELAS

Monitora 1: La hermana Clara no quiso dejarnos huérfanas en el sentido carismático. En el proceso de aprobación de la Regla ella quiso grabar testimonialmente los ejes centrales de su proyecto de vida fraterno a través de su Testamento. Por eso recordamos algunas palabras de este escrito tan fundamental en los escritos de Santa Clara

Monitora 2: Hacemos eco en nuestro corazón de ciertas expresiones que, en nombre de Clara, ha leído nuestra hermana abadesa.

Monitora 3: Si aún hubiese velas que encender las vamos encendiendo a cada eco de frases o expresiones.

*Se puede poner música de fondo mientras se dice en alta voz las siguientes expresiones:

- Monitora 1: Reconoce tu vocación. El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino, que con la palabra y el ejemplo nos mostró y enseñó nuestro bienaventurado padre Francisco, verdadero amante e imitador suyo.

Monitora 2: Venid y ayudadme en la obra del monasterio de San Damián, porque aún ha de haber en él unas damas, por cuya vida famosa y santo comportamiento religioso será glorificado nuestro Padre celestial en toda su santa Iglesia.

- Monitora 3: (…) podemos considerar la copiosa benignidad de Dios para con nosotras; Él, por su abundante misericordia y caridad, se dignó decir, por medio de su Santo, estas cosas sobre nuestra vocación y elección.

- Monitora 1: Y no sólo de nosotras profetizó estas cosas nuestro bienaventurado padre Francisco, sino también de las otras que habían de venir a la santa vocación a la que el Señor nos ha llamado.

Monitora 2: En este ambiente contemplativo y fraterno, damos espacio a la voz de cada hermana (y si hubiese más personas también se les invita) a dar gracias o a expresar peticiones que puedan haber nacido en este encuentro de oración en torno al tránsito de Santa Clara.

PETICIONES PARA DECIRLAS EN COMÚN

*Las inicia cualquier hermana disponible sin ser de las monitoras (para así hacerlo más participativo) y se dice lo siguiente “HERMANA CLARA, QUE TU LUZ NOS IMPULSE A SER LUZ DE EVANGELIO VIVO Y FRATERNO”

- Ante el miedo por el futuro...